Indonesia

Indonesia es un estado situado entre Oceanía y el Sudeste Asiático, conformado por el archipiélago más grande del Mundo que consta de  ―17.500― islas muchas de ellas volcánicas, y habitado por unos 300 millones de personas de multitud de grupos étnicos diferentes con sus respectivas lenguas ―unas 740―, aunque el idioma nacional oficial es el indonesio, que a su vez, es el idioma bahasa, un derivado del malayo que sirve a los indonesios de lingua franca.

Las principales islas (mayores) que forman el estado indonesio son: Nueva Guinea, Borneo, Sumatra, Célebes, Java, Timor, Halmahera, Seram, Sumbawa e Isla de Flores. Todas estas islas son montañosas, con densos bosques tropicales y, en algunos casos con volcanes activos.

La historia de Indonesia, como la de la inmensa mayoría de los países, está determinada por su posición geográfica, las recurrentes migraciones, las guerras de conquista y defensa, así como la implantación de una religión determinada y sus recursos naturales. La geografía-orografía y el clima del archipiélago indonesio influyeron significativamente en la agricultura, el comercio y la formación de los estados que la componen.

Nació como país independiente el día 17 de agosto de 1945 bajo el nombre de República de Indonesia, con Yakarta como capital, luego de más de 350 años bajo el dominio colonial de los Países Bajos. En la actualidad está dividido administrativamente en 34 provincias, que a su vez, estas están subdividas y en regencias y en ciudades, las que también se subdividen en dos categorías: subdistritos y pueblos.

Hacia finales del primer tercio del siglo VII llegaron los primeros barcos de comerciantes árabes procedentes de las Molucas, donde habían comprado especias variadas, con la intención de adquirir mercaderías locales ―maderas aromáticas, resinas y alcanfor― para venderlo todo en China. Estos mismos comerciantes trajeron la religión musulmana que extendieron a lo largo de las rutas comerciales que ellos transitaban, y aunque tardó muchos siglos en arraigar horizontalmente en Indonesia, terminó por convertirse en la religión dominante de la población indonesia a finales del siglo XVI.

En 1511 la expedición portuguesa bajo el mando de Alfonso de Albuquerque llegó a la ciudad de Malaca, (enclave costero situado en el estrecho de Malaca, entre Sumatra y Malaya a través del cual se concentraba todo el comercio marítimo entre China y la India), y tras encarnizada lucha contra sus defensores locales, tomó la plaza y se fortificó en ella. Poco después, a través de conquistas o alianzas con los mandamases locales, fue estableciendo fuertes, puestos comerciales y misiones en las islas de Ternate, Ambon y Solor; creando bases firmes para controlar el extremadamente lucrativo comercio de las especias y frustrar el transporte marítimo musulmán en el Océano Índico.

En 1520 llegó a la zona la expedición castellana de Magallanes-Elcano que alteraría la cómoda posición lusa en la zona que intentaba monopolizar el comercio de la especería para Europa. Pero el tratado de Zaragoza firmado el 22 de abril de 1529 entre Carlos I de España y Juan III Portugal, delimitó las zonas de influencia española y portuguesa en Asia a 297,5 leguas al este de las Molucas. Esta línea de demarcación se encontraba por lo tanto cerca del meridiano 135° 0’. Con lo que Portugal se quedó en exclusiva con esa zona del Mundo, y en consecuencia, con el mercadeo de las especias.

Las cosas en Extremo Oriente cambiaron sensiblemente con la conquista y ocupación de Filipinas por fuerzas españolas comandadas por Miguel López de Legazpi en 1571. Desde entonces las dos potencias colonizadoras en Extremo Oriente, ―Portugal y Castilla― tuvieron que coexistir, aunque no exentas de recurrentes choques entre ellas. La situación cambio a una convivencia más tranquila a partir de 1581, cuando la corona lusa pasó a las sienes de Felipe II de España y I de Portugal. Aunque los dos reinos ―España y Portugal― compartían el mismo monarca, los territorios de ambas coronas se mantuvieron separados y en aparente buena convivencia.

Entre los años 1595 y 1597 tuvo lugar la primera expedición holandesa a las Indias Orientales con la intención fundamental de abrir el comercio de especias de Indonesia a los comerciantes holandeses. El 20 de marzo de 1602 se creó la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, ―VOC― y en 1603 estableció en Banten, al noroeste de Java, el primer puesto comercial holandés permanente en Indonesia. En 1610 nombró a Pieter Both como primer gobernador general de las Indias Orientales Holandesas, quien comenzó un largo periodo de esclavitud y terror para la población local. En 1619 la VOC se estableció en la ciudad porteña de Jayakarta, localidad a la que cambió el nombre por el de Batavia (actual Yakarta) convirtiéndola en la capital de sus dominios orientales. En ese momento, Indonesia se dividía en multitud de pequeños reinos, lo que facilitó a los holandeses controlar todo su territorio, marcando entonces el inicio de final del dominio del Imperio portugués en la región.

Por medio de negociaciones, de persuasión, de amedrentamiento o de la guerra, los holandeses, usando a VOC como brazo armado ejecutor de sus deseos, fueron tomando el control de las islas Banda en 1621, donde la población nativa fue expulsada o exterminada prácticamente en su totalidad durante la década de 1620-1630 para poder crear plantaciones de nuez moscada cultivada por esclavos; en 1640 la VOC capturó el puerto portugués de Galle en Ceilán; de las Molucas en 1641; de Tidore en 1657; la ciudad y puerto de Colombo en 1658; la ciudad de Makassar en 1669; además de varios puertos en Java; al año siguiente se adueñó de las regiones costeras, y a continuación de toda la costa de Malabar tras expulsar a los portugueses, creando así el monopolio comercial de la canela, el clavo, la nuez moscada y la pimienta en beneficio propio, monopolio que posteriormente extendió al te, café y los tallos de caña de azúcar.

Bajo la autoridad de la VOC la ciudad de Batavia se convirtió en un importante centro de comercio en Asia, donde se comerciaba con los productos europeos que transportaba la flota holandesa, y a su vez, esta misma flota transportaba desde Batavia: especias, madera, metales y telas de Indonesia; plata y cobre de Japón; porcelanas, algodón, seda y textiles en general procedentes de China a otros puertos de Asia y Europa; además, los mercaderes asiáticos transportaban arroz, fruta y cocos de una parte del archipiélago a otra.

En 1740 se produjo lo que se conoce como ―Masacre de Batavia―; en septiembre de 1740 la población de la etnia china residente en Batavia, muchos de ellos trabajadores de ingenios azucareros de la VOC, se soliviantó por la caída de los precios del azúcar y la represión gubernamental que ejercía ellos el gobernador general Adriaan Valckenier amenazando con severas represalias si se producían disturbios. El 7 de octubre de 1740 cientos de trabajadores de etnia china se echaron a la calle llevándose por delante a 50 soldados holandeses que el gobernador había mandado a dispersarlos; lo que llevó a las tropas holandesas a confiscar todas las armas de la población china e imponerla un toque de queda. En los días sucesivos, las tropas holandesas siguieron buscando y masacrando chinos, incluso dentro de los ingenios azucareros. Durante los trece días que van del 9 al 22 de octubre 1740, la población de etnia china residente en la ciudad portuaria de Batavia fue masacrada por soldados europeos y javaneses de la VOC. Varios historiadores han estimado que al menos 10.000 ciudadanos de etnia china fueron asesinados en esos días. De estos polvos salieron los grandes barrizales que provocaron la llamada ―Guerra de Java―, que enfrentó a las fuerzas de etnias china y javanesa contra las tropas holandesas durante los cinco años que van de 1825 a 1830, y arrojó la elevadísima cifra de 200.000 muertes entre ambos bandos: 8.000 holandeses y 192.000 de las etnias china y javanesa.

Los enormes beneficios que estas posesiones y su comercio producían a la VOC supusieron un extraordinario crecimiento y extensión de sus tentáculos, expandiendo sus dominios sobre la mayor parte de Java y zonas de Molucas, Sulawesi, Sumatra y Timor, pero en 1800 la VOC tensó demasiado sus propias fuerzas y quebró, y todas sus posesiones pasaron a la corona holandesa bajo el nombre de ―Compañía Holandesa del Este―, que pronto las perdió a manos de Francia, a quien se las quitó Inglaterra durante las guerras napoleónicas. Por el Tratado Anglo-Holandés de 1814, todas estas posesiones volvieron a la corona holandés en 1816.

A lo largo de siglo XIX la nueva propietaria ―Compañía Holandesa del Este― expandió sus dominios sobre otras partes de oriente, alcanzando su máxima extensión territorial a principios del siglo XX y convirtiendo estas posesiones coloniales en el más prominente centro de cultivos y comercio de especias bajo dominio europeo durante todo el siglo XIX, alcanzando preponderancia global holandesa en esta línea de comercio, que retuvo hasta prácticamente mediados del siglo XX.

El orden social colonial se basaba en estructuras raciales y sociales rígidas con una élite holandesa que vivía separada de la población autóctona. La actitud rígida e intransigente de Holanda mantuvo un sistema en el que los nativos eran sistemáticamente oprimidos y humillados.

Entre marzo de 1942 y septiembre de 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo lugar la ocupación de Indonesia por los japoneses, a quienes muchos indonesios saludaron como liberadores, pero ese sentimiento cambió a medida que miles de indonesios eran condenados a trabajos forzados como mano de obra esclava en proyectos japoneses de desarrollo económico, defensa en Java y la construcción del ferrocarril Siam-Birmania, donde varios murieron como consecuencia de los malos tratos y el hambre. Los japoneses también se ensañaron con especial sadismo con los europeos que allí vivían para demostrarles que ellos, los nipones, eran la raza superior. En julio de 1943, el gobierno imperial japonés publicó un estudio de 3127 páginas que subrayaba el papel central de la raza yamato ―grupo étnico mayoritario de Japón― en la expansión imperial. La guerra se cobró las vidas de cuatro millones de indonesios, el 6% del entonces total de la población del archipiélago que conforma la nación.

La ocupación japonesa, que se prolongó tres años y medio, fortaleció el movimiento nacionalista indonesio, educando, entrenando y armando a muchos jóvenes indonesios y dando voz política a sus líderes nacionalistas, facilitando así la politización de los indonesios y permitiéndoles desarrollar una actividad política limitada hasta el nivel de las aldeas. Los japoneses también organizaron milicias indonesias de defensa de la patria, cuyo adiestramiento resultó útil en la ulterior lucha de los indonesios contra los holandeses.

El nombre geográfico ―Indonesia― apareció durante el último cuarto del siglo XIX, que la intelectualidad local comenzó a desarrollar el concepto de Indonesia como un estado nación, sentando las bases para una futura independencia.

El 17 de agosto de 1945 Indonesia proclamó su independencia de la corona holandesa, aunque ésta no fue reconocida hasta el 27 de diciembre de 1949. Hoy las fronteras del estado de Indonesia coinciden con las fronteras de las Indias Orientales Holandesas del siglo XX. A este reconocimiento de nación independiente, siguió un periodo de 6 años convulso y caótico.

En 1955 se convocaron las primeras elecciones a la presidencia que ganó el musulmán Kusno Sosrodihardjo, más conocido como Sukarno que permaneció en el poder 13 años. En 1965 se produjo un intento de golpe de Estado que terminó en una violenta purga anticomunista dirigida por el ejército en la que murieron más de medio millón de personas.

Durante su tiempo en el poder se impulsaron programas de alfabetización y nacionalización de los bienes estatales, como premisas determinantes en la creación de la unidad y conciencia nacional indonesia, pues por entonces la población de la nueva nación no formaba un cuerpo homogéneo, sino una sociedad dispersa, prácticamente inconexa por formación, costumbres, formas de vida, religiones e ideologías.

Tras la dimisión de Sukarno en marzo de 1968, le sucedió Haji Mohammad Soeharto, más conocido por general Suharto, quien permaneció en el poder al frente de una junta militar hasta el 21 de mayo de1998, que presentó su dimisión. La junta militar en su conjunto entendía que se debía minimizar la actividad política y aplastar cualquier movimiento potencialmente divisor, incluidos los islamistas radicales, los comunistas o los rebeldes separatistas de Aceh, Papúa y Timor Oriental. Para ello se introdujo el denominado ―Nuevo Orden― que básicamente consistió en acabar con los disturbios permanentes que impedían la pacífica y normal convivencia nacional, utilizando la ley marcial, con toque de queda, represión política y supresión de las libertades civiles; la conjunción en la aplicación de todo ello confirió cierto grado de estabilidad y sosiego a la población. Que a su vez, fue percibido por la inversión extranjera que comenzó a llegar hacia la economía de Malasia con cierta fluidez, lo que facilitó un rápido crecimiento en la urbanización de la sociedad y la industrialización y tecnificación del país en su conjunto; según algunas fuentes, no exenta de cierto grado de corrupción institucional.

Durante el dilatado mandato del general Suharto al frente del país, se llevó a cabo lo que se conoce como ―ampliación de la transmigración― un programa que intentaba reducir los dos problemas endémicos en el país: pobreza y superpoblación. Consistía en trasladar a la población sin tierra de las zonas densamente pobladas de Indonesia a las zonas menos pobladas del país como Papúa, Kalimantan, Sumatra y Sulawes, proporcionando mejores condiciones de vida para los trabajadores pobres y abundante mano de obra a las islas exteriores. La aplicación de este programa, en principio saludable, se llevó a cabo con cierto grado de controversias en su inicio, y violentos conflictos entre la población autóctona receptora y los nuevos colonos.

El 26 de diciembre de 2004 se produjo el terremoto y tsunami del océano Índico afectando gravemente a la provincia de Aceh que inundó las áreas costeras del norte y oeste de Sumatra y las islas periféricas más pequeñas frente a Sumatra. El número estimado de muertos y desaparecidos ascendió a 167.540.

En 2004 se celebraron las primeras elecciones presidenciales por sufragio directo que fueron ganadas por Susilo Bambang Yudhoyono, cuyo acrónimo de su nombre por el que se le conocía era SBY. Desde el principio de su mandato forzó al ejército a desprenderse de muchos de sus negocios y a abandonar la política, obligándoles a dejar los escaños que el parlamente de 2004 le había reservado. El estilo dialogante y su acertada gestión económica, le pavimentaron el camino para un segundo periodo al frente de la nación que finalizó en 2014.

El musulmán Joko Widodo, más conocido por ―Jokowi― fue elegido presidente de Indonesia el día 20 de octubre de 2014; y fue reelegido en 2019. Parece ser que la opinión generalizada sobre el carácter y acción de gobierno de Jacowi es poco elocuente, pues se le acusa de tibieza en la aplicación de las leyes en la política económica y redistribución de la riqueza, así como de tener una actitud timorata en la defensa del islamismo como religión nacional, no en balde, Indonesia es el país musulmán más importante del mundo en términos de población; además, también juega en su contra ser un claro defensor de la pena de muerte.

El historiador belga David Van Reybrouk en su obra ―Revolución― quiere demostrar que el proceso descolonizador que vivió Indonesia en el siglo XX cambió la historia de todos y dio luz al mundo moderno. En otro pasaje del libro habla de los crímenes de guerra cometidos por soldados holandeses durante el proceso de independencia. Una violencia que no fue cosa de cuatro soldados exacerbados, sino un asunto organizado por el mismísimo Estado, y por el que hasta fechas recientes sus autoridades no han pedido perdón. Asia siempre había sido el jardín trasero preferido y favorito de Europa, pero eso empezó a cambiar con la Revolución; y llama a Indonesia ―el gigante tranquilo― por su introversión y bajo perfil mediático. En otro pasaje dice: Indonesia es el país con la mayor población musulmana del mundo. Cuando se dice en Occidente que hace falta un islam moderado, se desconoce que este siempre ha existido, es el de Indonesia, aunque es cierto que por influencia de Arabia Saudita se ha producido cierta radicalización últimamente.

Expertos en la biosfera nos dicen que el ecosistema de Indonesia está entre los más ricos diversos del planeta, y nos alertan de las amenazas y peligros por las que está pasando. En 1900, el 84% del país estaba cubierto de bosques tropicales. En 2010, solo el 52% mantenía ese estatus, aunque se estima que no por mucho tiempo, pues en la actualidad se han concedido licencias de explotación minera para la extracción de litio en Sulawesi y las Molucas sobre unas 700.000 hectáreas de bosques tropicales en los que abunda tigres, orangutanes y arrecifes coralinos.

La economía del sudeste asiático vive gracias a la industria del petróleo y el gas natural, los productos textiles, ropa y calzado, la minería, el cemento y los fertilizantes químicos. La agricultura está centrada en los cultivos de arroz, tapioca, cacahuetes, caucho y aves de corral, mientras abundan las exportaciones de petróleo, gas, electrodomésticos, contrachapado, productos textiles y caucho.

A día de hoy, Indonesia se enfrenta a una de las caras más amargas del cambio climático: en la costa norte de Java, los pueblos se están ahogando por el cambio climático y la sobreexplotación de las aguas subterráneas. En Yakarta, donde habitan más de 10 millones de personas, hasta el 40 por ciento del terreno está por debajo del nivel del mar.

Juan Fco. Sanjuán Benito

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