José Miguel Fernández Sastrón
Indonesia es un archipiélago con más de 17.000 islas, que se extienden a lo largo de más de 5.000 kilómetros desde el océano Índico hasta el océano Pacífico y que componen un paraíso tropical para los amantes del sol y los deportes acuáticos. Famosa por sus playas de ensueño y sus aguas cristalinas, alberga una increíble diversidad paisajística que incluye selvas tropicales, volcanes activos, arrecifes de coral y húmedos bosques tropicales.
Indonesia cuenta, además, con una rica historia, que se remonta a tiempos prehistóricos, con vestigios de civilizaciones antiguas y reinos que florecieron en la región, y un fascinante acervo multicultural salpicado de influencias indígenas, asiáticas, europeas y árabes.
Un país de leyenda, que evoca la tragedia de mitos enfrentados al amor y al destino, al más puro estilo de la Grecia clásica, con su propio “Edipo”, el joven príncipe Sangkuriang, que se enamora perdidamente de una hermosa mujer a la que conoció en su viaje de regreso al hogar, del que había sido expulsado años atrás tras causar involuntariamente la trágica muerte de su perro (que resultó ser su propio padre transformado por la magia), y a la que pide matrimonio sin saber que se trataba de su propia madre. Pero, cuando ésta descubrió que su enamorado era su propio hijo, quedó horrorizada y rechazó su propuesta. Ante su insistencia, no queriendo revelar su identidad, ella le puso una condición imposible: construir un gran lago y un barco en una sola noche. Con la ayuda de espíritus malignos, el valeroso joven estuvo cerca de conseguirlo, pero ella urdió un plan para engañarlo, utilizando sus poderes sobrenaturales para boicotear su misión y hacerle creer que había fracasado, creando mediante el fuego la falsa apariencia luminosa de un anticipado amanecer. El joven príncipe, enfurecido por su fracaso, destruyó el barco inacabado, que se convirtió en el volcán Tangkuban Perahu, que separó para siempre a Sangkuriang y a su madre, Dayang Sumbi, y quedó como recuerdo vivo de esta tragedia.
Su tradición nos ofrece muchas otras leyendas en las que confluyen el amor, la tragedia y la mitología, como la de Roro Jonggrang, la bella princesa a cuyo padre, el rey Boko, había matado el príncipe Bandung Bondowoso cuando invadió el reino de Prambanan, y al que también exigió una empresa imposible cuando éste, prendado de su belleza, le propuso matrimonio (y que también finalizó con el engaño de un falso amanecer que impidió el éxito de su desafío, causando la ira del enamorado príncipe contra su amada, a la que maldijo y convirtió en estatua de piedra). O la de Keong Emas (Caracol de Oro), que narra la historia de una mujer que se transforma en un caracol de oro después de ser maldecida por su madrastra, o la de Garuda, un ave mítica con cuerpo humano y alas de águila, que representa el monte de Vishnu en la mitología hindú y es un símbolo nacional de Indonesia.
Pero no debemos olvidar que, ni su condición de paraíso vacacional, ni este pasado legendario son incompatibles con la realidad de una Indonesia actual que, con una población de más de 270 millones de personas, es también el cuarto país más poblado del mundo, la mayor economía del sudeste asiático y una de las principales economías emergentes del mundo, que ofrece un extenso abanico de oportunidades de negocio.